sábado, 1 de junio de 2013

Conclusión de la Expulsión de los Moriscos.

La primera década del S.XVII fue un tiempo convulso en la monarquía española; las derrotas en Flandes debilitan tanto a nivel interior como exterior y junto con la tregua con los protestantes de los Países Bajos, España necesitaba ofrecer una victoria, aunque fuera simbólica.
Durante el último año de este acontecimiento (1609), fueron expulsados de España más de 300,000 personas simplemente por el hecho de ser moriscos. Esta decisión supuso el empobrecimiento de muchas zonas de España y una alteración de los índices demográficos , ya que cuando tuvieron que embarcar los moriscos en las naves, dejaban atrás tanto negocios como pertenencias, y los cristianos estaban autorizados a apoderarse de todo lo que llevaran e incluso a asesinarles; aunque gracias al Califa Ahmed, avisado por todos esos moriscos, pocos los que pudieron llegar a Constantinopla, denunciaron el abuso que sufrían y éste escribió al gobierno español pidiendo protección oficial para los exiliados.
Los cristianos no solo intentaron apoderarse de sus pertenencias, sino también destruir su cultura, pero resistieron hasta el último momento con la estructura familiar que existía en Marruecos; fue un auténtico confrontamiento de civilizaciones.
Hemos de decir que la expulsión fue un acto de odio civilizacional y religioso, liderado sobre todo por la esposa del monarca Felipe III, Margarita de Austria; también otros apoyaron la causa como los consejeros del Rey, los fanáticos de la pureza de sangre y por personalidades eclesiásticas como el Arzobispo de Valencia.
Tras la sublevación morisca en las Alpujarras en 1568, llegó la definitiva expulsión de los moriscos en 1609.
Este suceso se ha conmemorado en varias localidades desde entonces en varios aspectos del ámbito cultural: pintura, literatura, actividades académicas.

Podemos sacar en conclusión que en una acontecimiento tan importante como este, se han de analizar las dos visiones de los que participaron; y sobre todo la empatización con los moriscos, que al fin y al cabo, eran tan naturales, de lo que hoy día es España, como los cristianos.





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