LA AGRICULTURA DEL SIGLO XVIII
En el siglo XVIII la
tierra representaba todavía la fuente principal de riqueza para todos los
países europeos, a la par que era en la misma donde la mayor parte de los
hombres se ganaba la vida. En Rusia las familias campesinas eran nueve de cada
diez, en Francia, ocho de cada diez. Aunque la importancia de la agricultura
era común, los tipos y métodos de cultivo, o el sistema de propiedad y la
situación social del campesinado eran diversas.
Áreas de cultivo
El «paisaje» agrícola
europeo se dividía en cuatro áreas principales de cultivo, que se distinguían
en general por la naturaleza de las cosechas o de su ganadería y los tipos de
agricultura que en ellas se practicaban.
En el norte y centro de
Europa, en Noruega y Suecia, el cultivo dominante era la cebada, mientras que
un poco más al sur era más frecuente el centeno, también encontramos zonas
dedicadas al lúpulo y al viñedo y aún más al cáñamo y al lino. La cría de
ganado era general, con una larga tradición en las franjas boscosas del norte,
y se fue extendiendo a lo largo del siglo a las llanuras del sur. En Dinamarca
y regiones colindantes el engorde del ganado y la especialización lechera
llegaron a constituir la más importante fuente de prosperidad.
Otra región abarcaba el
litoral atlántico, llegando hacia el sur a los Alpes y las pendientes
meridionales del Macizo Central: el norte de Renania y Westfalia, los Países
Bajos, las Islas Británicas, el norte y el oeste de Francia y la parte
septentrional de la Península Ibérica. Era una región muy variada que propició
una gran diversificación y flexibilidad de cultivos.
Finalmente, se
encontraban los países bañados por el Mediterráneo: la mayor parte de España,
Italia, Grecia y la zona sur de Francia. En las zonas montañosas, la actividad
más importante era la silvicultura y la cría del ganado lanar y vacuno. A lo
largo de la costa, los cultivos principales eran la vid, las aceitunas, los
frutos cítricos, las moras, las almendras y, ocasionalmente, el algodón y la
caña de azúcar. Las pendientes interiores y las laderas eran las zonas más
favorecidas por la naturaleza: trigo, maíz, centeno, cebada y mijo encontraban
cabida. El valle del Po y Lombardía se contaban entre los sectores más
dinámicos.
Los factores del desarrollo agrícola del siglo XVIII
En el segundo tercio del
siglo XVIII, se iniciara un cambio esencial de la agricultura europea: la
regresión del barbecho. En cuanto al abono de tierras, hasta el siglo XIX la
ganadería no proporcionó el estiércol suficiente. En algunas zonas se recurría
al limo, al cieno, a las cenizas y turbas y a las algas.
Tampoco el utillaje
experimentó una evolución importante. La trilladora mecánica no se implantó
hasta finales de siglo en Escocia, mientras la sembradora mecánica se expandió
ampliamente en las Provincias Unidas, los Países Bajos y la Inglaterra del sur.
Tipos de cultivo
Cabe destacar la rotación de cultivos que iniciada en los Países Bajos
fue extendiéndose conllevando a la inexistencia de tierras sin cultivar.
Por otro lado, la patata
que no había gozado de gran éxito a
partir de la última década del siglo, desempeñó un gran papel en Irlanda,
Escocia y Flandes. En el resto de Europa, persistió como cultivo marginal
aunque expansivo sobre todo con la llegada de la crisis cerealística
(1740-1742)
Destaca sobresalientemente
el maíz provocó grandes transformaciones en la agricultura tradicional en
Aquitania, donde ocupó el lugar del barbecho, y en Italia septentrional, donde
se convirtió en la base de la alimentación, mientras cubría más de un tercio de
las llanuras irrigadas de España.
Durante el siglo XVIII,
comerciantes y consumidores tenían a su disposición una mayor cantidad de
productos que en siglos anteriores, aunque tal vez la calidad no fuese
superior. El ciclo infernal del hambre pudo romperse.
La estructura social agraria
El nudo del problema del
progreso agrícola era, en último término, claramente social. El porvenir
capitalista de la agricultura chocaba con la lógica feudal. La lucha que se
abrió, originó tres tipos de resultados: la culminación de la segunda
servidumbre en la Europa central y oriental, la revolución agrícola inglesa, y
la reacción señorial y rentista francesa.
Se produjo así un cambio
en la estructura agrícola: se comenzó a cercar los campos. El cercado
constituyó la sustitución de los derechos comunales por la propiedad privada.
Estos cambios dieron paso a la llamada revolución agrícola producida en
Inglaterra que duraría hasta mediados del sXIX. La revolución agrícola fue un período durante el cual existió un incremento
muy alto de la productividad agrícola, del rendimiento y de la producción total.
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