LA CAIDA DEL MURO DE BERLIN
En 1945, al término de la
segunda Guerra Mundial, los vencedores de Alemania (Estados Unidos, la entonces
Unión Soviética, Inglaterra) ocuparon y dividieron, para su control, el
territorio alemán. Esta división fue una consecuencia directa del conflicto
armado entre los poderosos del mundo: ninguno de los vencedores quería que el
antiguo régimen fascista volviera a adquirir poder. Los Estados Unidos y la
Unión Soviética (ahora Rusia) acordaron ocupar el país para después hallar un
régimen pacífico y de libertad para los alemanes. Muy pronto se vio claro que
las potencias vencedoras no podían ponerse de acuerdo sobre una política de
ocupación común. En definitiva, detrás de todo este proceso estaba la rivalidad
ideológica de dos sistemas sociales opuestos y la política expansionista del
gobierno soviético de entonces.
Berlín, la capital, también fue dividida. La división física de
la ciudad se consumó en agosto de 1961 con la construcción de un muro comunista
de separación, motivada por el hecho de que el régimen de la República Federal
Alemana no podía frenar de otra manera la creciente corriente de fugitivos que
querían desplazarse al otro lado de Berlín. Desde 1961 hasta 1989 Alemania
estuvo separada. Lo difícil de esta creación de fronteras en un mismo país fue
que mucha gente, en un corto periodo, tuvo que separarse de sus familias (que
podían vivir simplemente en el otro lado de la ciudad); muchos trabajadores se
quedaron sin empleo por la construcción del muro, y sobre todo fueron instaurados
sistemas sociales que separaron no sólo a los ciudadanos alemanes en su
territorio, sino también en creencias, en afectos y en formas de vida; todo
esto sin consultarlo previamente. Las resoluciones para Alemania se tomaron en
el seno del conflicto entre las potencias más fuertes, Estados Unidos y la
Unión Soviética, que se disputaban el poder del mundo a través de una carrera
armamentista que preocupaba por la constante amenaza de una guerra nuclear.
-Las causas que
provocaron su derrumbe:
Alentados por las reformas de
Gorbachov, a partir de octubre de 1989 proliferaron en Alemania Oriental los
movimientos de protesta contra el régimen comunista de Erich Honecker.
Miles de ciudadanos optaron por abandonar
el país por las fronteras, recientemente abiertas de Hungría y Austria,
mientras otros miles continuaban la resistencia a través de huelgas y
manifestaciones que culminaron en noviembre con una enorme concentración de dos
millones de personas que se fueron acercando al muro de Berlín y comenzaron a
derribarlo.
El 9 de noviembre el gobierno
permitió la libre circulación entre las dos Alemanias.
La
caída del Muro de Berlín, inaugurado en agosto de 1961 con el fin de evitar el éxodo
de la población de Berlín oriental hacia occidente, era todo un símbolo del
derrumbe del bloque comunista.
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